"EUROPA vuelve a tener su enfermo entrado el siglo XXI. Esta vez es Francia, no la decimonónica Turquía otomana. Quienes con cursilería y bastante ignorancia histórica han atribuido a Francia el papel de representar uno de los ventrículos del supuesto corazón de Europa, habrán de reconocer ahora que tenían que haber sido un poco más discretos y cuidadosos con sus afirmaciones y, sobre todo, con sus compromisos exteriores. Especialmente porque la aplastante victoria del «no» francés ha demostrado que ese presunto corazón estaba tan enfermo que ha sufrido un gravísimo infarto en las urnas. Lo ocurrido es la demostración más palmaria del fracaso de un modelo sustentado sobre el intervencionismo, el centralismo a ultranza y el anquilosamiento de unas rígidas estructuras administrativas. La clase política francesa ha vuelto a sacar lo peor de sí misma..."
Dios nos ayude !
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